Ya no recordaba, Lucía, lo que suponía escribir dos días seguidos: La tendencia natural de tu padre a no hacer nada, a vaguear, que se alza de manera soberana a la que tiene un instante. Cuanto desearía, no sabes cuanto, que entre mi herencia genética, que de la monetaria no creo que deja nada, no tengas esta "virtud" paterna, que la desidia no forme parte de tu vida tanto como lo ha formado, lo forma, de la mía.
Siempre me has caido, no bien, sino "de lujo".
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